en el torso frágil de las horas
que se derriten en la cuenca
de mis ojos .
Y no soy más
que un forajido
aferrado a las líneas rectas
de sus manos
a las pulsaciones vespertinas
que se mueven en su vientre
y corren
como el viento entre las flores.
Entonces jugaremos a ser polvo
y olvido
rayo de nube que se hastía de ser
y ser contigo
pedazo de cielo infinito
que habité
en tiempos
de cordura.
Y sólo me queda su fantasma
que barre
mis nostalgias
mientras que las mariposas
cicatrizan en sus pétalos.
Andrés Mauricio Suárez Acevedo.
2 Comentarios:
usted sabe que me gusta lo que hace con su pluma.
Me encantò y mucho la ùltima parte...
Gracias, amiga poeta. :)
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