Cosmonautas en este espacio.

29 julio 2011 2 Comentarios

Ya no los hacen como antes.


Las horas que caen en mis ojos
echan raíces en mis manos, 
entonces pienso en el instante del beso, 
en el roce furtivo de almas
en el contacto de labios de fuego
que entran por los poros y queman callejones vacíos.

Puedo describir el beso como el afrodisíaco de mi verso
como el idioma único en mi poesía
como el lenguaje autóctono del silencio.

Sucede que los besos nadie los fabrica, ni el arquitecto
ni el poeta, ni el soñador.
He de preguntarme entonces el por qué algunos de esos besos
contienen eternidades.

Y es que ambas partes implicadas en el acto ya mencionado
son reos de un mismo destierro, cómplices de una misma hazaña.
Les hablo del mismo beso 
que contiene las tres estaciones del año
aquel beso que dibuja sobre nosotros 
paisajes efímeros 
y que de alguna forma te arrancan los minutos y las horas del cuerpo.

Pero he de decirles que esos besos
ya no los hacen como antes.
23 julio 2011 0 Comentarios

Amanecer.

Amanecer.

Este recuerdo tuyo tan efímero 
que el viento trae a mi memoria,
me hace discernir en el tiempo que llevas existiendome
en las lejanías màs profundas de mis pétalos cóncavos.

Amanece y no estás conmigo
huyo constantemente de su beso húmedo y borro con mis manos 
sus caricias en mi piel
en mi mirada lenta y ausente
tan llena de otoños desdibujados
primaveras e inviernos concurridos.

Este amanecer es tan diferente
trasciendo en una nube viéndote existir.
Este amanecer guarda tu sonrisa en el perfume de tu ausencia
mientras que aquel árbol se deshoja constantemente.




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