Tenías razón amada mía,
tenías razón,
el mundo es tan pequeño
que la sombra del gentío
se disipa entre las calles
como lluvia en alcantarilla.
Ellos se esconden,
huyen de sus nombres,
de la hostil mirada del silencio,
de las primeras luces;
y luego se suicidan
aquí y allá
uno a uno van cayendo
como en ríos..
Y no te extrañes
de que un día yo también
me suicide
y caiga muerto
porque no será así,
no estaré muerto todavía,
será como una tregua entre tú y yo
un viaje a media tarde,
pero quédate tranquila
que de regreso prometo
traerte de aquellos duraznos
que tanto te gustan.
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