Cosmonautas en este espacio.

18 abril 2012

El hombre que se moría de amor. Capitulo 1


(Salen el Narrador, el pregonero del pueblo, un soldado razo, El Rey de Carranza, el conde del rey y y el sastre)


(En el Pueblo de Carranza)

Narrador.
El pregonero del pueblo gritaba a viva voz
que el ermitaño en la montaña se moría de amor.

Pregonero.
¡Se muere, se muere el ermitaño!
cual hombre fiel y dedicado a su trabajo
   ha de encontrar por fin el perdón  a sus pecados.

 Soldado.
¡Pero qué griterío es este!
¿Acaso el Rey de España consiguió al fin su hazaña?
Habla ya pregonero que el deber nos llama
y una hermosa dama me espera en el cuartel.

Pregonero.
¡Oh solado!
que en mi afán de pregonero le he escuchado decir al clero
que allá en la montaña  se muere de amor un hombre.


Soldado.
En mi oficio de soldado razo
he lidiado un par de veces con la malaria
y he visto tantas cosas que en mi sano juicio
pongo en duda tu palabra.
Que aquel hombre en la montaña morir de amor no puede
pues tanta muchacha bonita en el pueblo
que se consiga otra si es que puede.

Pregonero
¡Se muere, se muere de amor un hombre!


(En el castillo de Carranza)

Narrador
Mientras tanto el Rey de Carranza lucía su corona ante el gentío.
Pues todo el pueblo había venido a escuchar por boca misma
de que en la montaña
de amor un hombre se moría.

Rey De Carranza
Hoy es un mal día para el pueblo
y es que ánimos no tengo
de anunciar las malas nuevas.
He decidido entonces dejarlo todo
en manos del conde
él es un buen hombre y sabrá informaros todo,
habiendo dicho esto en paz me retiro
pues sé que por mi  avanzada edad
tengo un pie en la tumba y otro en castillo.

Conde
Le doy gracias al rey por brindarme su confianza
y a todos ustedes habitantes de Carranza
por venir desde tan lejos
       a escuchar lo que les tengo que decir.             
Son ciertos los rumores de que
arriba en la montaña a un hombre se le va la vida.

Sastre
De seguro es la vejez o alguna enfermedad
la muerte no llega sola
de eso estoy seguro.

Conde
No ha contraído enfermedad alguna
que justifique su delerio
mucho menos la vejez ya que sólo
es un pardillo.

Sastre.
Algo ha de tener ese muchacho,
Dios quiera que no sea grave
si llega a fallecer
ya saben en dónde comprar su traje.

Conde
Es muy bien sabido por todos
que en estos tiempos
nadie tiene asegurado su trono.

Pregonero.
Dicen las malas lenguas
que hace tiempo en este pueblo
la muerte hace sus rondas
buscando a un futuro yerno.

Sastre
No quiero oír más, suficiente por ahora
 a diferencia del pregonero
mi trabajo no es el de vocero.
De costuras y remiendos he de sacar  mi lana
pues una familia entera he de mantener.
Empezando por mi mujer  que es toda una holgazana
se la pasa viendo telenovelas, programas de cocina
y una que otra cosa rara.

Pregonero
Maldito el tiempo que perdemos discutiendo entre nosotros
ponemos en riesgo la salud de aquel buen hombre.

Conde.
En eso te equivocas pregonero
el Rey y yo ya hemos tomado una decisión.
Enviaremos a un caballero de la legión a la montaña
a que nos traiga más información.

Pregonero.
¿Qué hemos de esperar entonces si la muerte camina en Carranza?
Hoy puede ser el ermitaño mañana no se sabe.

Conde.
Paciencia y precaución es lo único que os pido
pues son dos días de camino de aquí hasta la montaña.

Pregonero.
¡Se muere, se muere el ermitaño!
cual hombre fiel y dedicado a su trabajo
            ha de encontrar por fin el perdón  a sus pecados.




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