Cuando estaba un poco más chico, siempre que llovía comenzaba a sentir esa presencia extraña bordeando mi cuerpo, por más fuerza que ejerciera para quitármela de encima, por más ganas que tuviera todo terminaba en un intento vago abajo de las sábanas, en un silencio convertido en grito. Entonces papá llegaba y me abrazaba, pasaba su mano entre mi cabello tres veces y me repetía que todo estaría bien, que eso que sentía era normal en nosotros y que se llamaba miedo, que él también lo siente todo el tiempo pero que aprendió a convivir con este. También me dijo que los hay de todo tipo: Grandes, pequeños, los que caminan, , los que crecen con el tiempo, los invisibles, los comunes, incluso… aquellos que guardamos adentro, aquí, en el pecho.
Un día de esos locos me llamó y me dijo en el oído.
- Hijo,
estoy viejo ya y no puedo hacer las cosas que antes podía, hay tantas cosas
que explicarte, que el tiempo me ganaría la vencida.-
Papá fue siempre un hombre inteligente, y aunque no volara
entre las nubes, ni tuviese visión de rayo láser, fuerza sobrehumana o anillos
de poder, me bastaba con tenerlo a mi lado, sentirle y llamarle papá. Para mí,
el será siempre un tipo de héroe sin
capa.
-Tengo el secreto para vencer el miedo, me dijo, guárdalo muy
bien hijito mío-
Efectivamente aquel secreto era infalible, no volví a senitr el miedo cerca.. hasta hoy en la mañana cuando he despertado y mi padre yace tendido en la cama.
(Como bien él me dijo alguna vez, Cierra y abre los ojos tres veces…verás entonces que el miedo se irá.)
Una..Recuerdo aquella noche tormentosa en la que vino a mi cuarto y
pasó su mano temblorosa por mi cabello.
Dos...cuando me abrazó y me dijo que todo estaría bien, que él me proteguería.
Tres..
Al abrir de nuevo mis párpados, avive la sonrisa de mi padre, noté entonces que la casa había quedado vacía.
Tres..
Al abrir de nuevo mis párpados, avive la sonrisa de mi padre, noté entonces que la casa había quedado vacía.
0 Comentarios:
Publicar un comentario