Atardece y caen las hojas, los pájaros se sacuden el vértigo de sus alas, llueve y el silencio se esparce como gota, como río entre líneas de un poema triste. Quiero contarle al viento de tu aroma, de tu sonrisa repentina que se arquea entre las nubes y sombrea mi existencia, quiero que me ames en el vacío o el abismo de las horas.
Son las dos menos cuarto y el crepúsculo es reliquia de tu nombre, solaz suspiro de tu ausencia, ruta en un viaje de invierno de cuando eramos la brisa y la tormenta en la confusión de nuestros cuerpos.
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