Cosmonautas en este espacio.

30 agosto 2013 0 Comentarios

EN UN RINCÓN DE LA CASA.

" A veces me dan ganas de imaginar otra ciudad. Comprar otro cuaderno y empezar otra maqueta. Pero quiero que no se llame Venecia, que haya adultos en ella, que no quede en una laguna en la antípoda de todo, y que no sea mágica Con esta última pincelada  Humberto Ballesteros logra en su novela "Razones para desturir una ciudad" asemejar la realidad con un sueño recurrente.

Está bien, tranquilo, no puedes describir esa emoción que entumece tus manos ahora, en cambio yo escribiré en tu lugar. Te confieso que al cerrar el libro sentí una nostalgia inmemoriable, el llanto se te vino de golpe y no hicimos más que aplaudir aquel acto de complacencia, tuvimos que desempolvar la letra olvidada en algún rincón de la casa.  Estábamos frente a una obra solemne, una interpretación de nuestra infancia. 

Natalia se parece mucho a nosotros, ella tampoco quería crecer, pero las circuntancias y el azar nos llevaron al mismo abismo, es ahí donde nace Venecia, una ciudad ergida entre el centro de la tierra y la cumbre del empíreo.

Al cerrar los ojos un instante  me pareció verla, es decir  a Venecia, la  plaza y su leyenda a la vista de cualquiera "Todo el que entrara en aquella ciudad regresaría a su edad más feliz, entre los nueve y los doce años, y viviría para siempre"  incluso pudé ver a Rosalia, Carlos, Marco Polo, El abate Barolini, Fernando y a la mismísima Natalia jugando con una pelota, corriendo tras de eso que llaman vida.

-No quemes la ciudad, no lo hagas.  Debemos estar seguros de que el mundo de afuera es habitable, mientras tanto vamos armando la maqueta. -

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