Cosmonautas en este espacio.

06 septiembre 2012 1 Comentarios

Niña Intergaláctica.

Tenemos cierto tiempo en conocernos, aún así creo que nos separa un gran abismo y a la misma vez nos corroe una eterna terquedad de querer comernos el mundo a palabras.

Hay una cosa que hemos ignorado querida mía, estamos hechos en el 99% de los casos de amor, ese amor semejante al otoño que salta entre las púpilas, nos retuerce el estómago hasta sacarle cosquillas. El amor es un estado aveces de completa demencia, otras de alegria. Un traje que vestimos cuando llueve, cuando vamos al super a hacer las compras. Pero el amor es algo infinitamente grande como para amordazarlo. Al amor hay que dejarle volar, que vaya, que vuele de rama en rama ensillando de a poco el horizonte.

¡Oh pequeña niña intergaláctica de ojitos intranquilos! ¿en qué estarás pensando ahora? no lo sé, me gustaría saberlo. Ese silencio no es bueno lo presiento, puedo oír al mar arrullar las caracolas, al viento mecerce en el tejado de tú casa.

Dirás que habito en el pasado y que soy un monstruo pero es que no puedo dejar de evocar una y otra vez aquella noche en la que entraste por la ventana, me hiciste el amor como ninguna mortal me lo había hecho antes, esa noche el amor fue más que amado. Pareciámos dos niños mordiéndonos las ganas, las distancias.

En esa de tantas huídas al parque una vez preguntaste como en un susurro que si te quería. No estoy en la obligación de responderte no porque no quiera ni porque se me hallan acabado los argumentos, no pienses que no te quiero porque te quiero, te quiero, sólo que a veces te amo, te amo con las manos, con la boca, con el alma entre tus pechos, prófugo infinito de tu sombra ausente. Si te sentaras por un instante de nuevo aquí en mis ojos estaría un poco más tranquilo. Ese temblor que viene de la boca me estremece las piernas, me sacude el letargo y no me deja dormir. Bebo cuatro tazas de café para conciliar el sueño, parezco una locomotora, ingiere, ingiere, ingiere, no puedo conciliarme, estoy triste lo sé, las ventanas pueden notarlo.

Excusa de nuevo mis modales, mi instencia de perro, mis faltas de ortografía, los pedazitos de galleta en el poema. No te escribo una posdata porque esto no es una carta, no intento que lo sea, las cartas vienen y van entre un sobre que posiblemente ahoge mi lamento de tenerte aquí conmigo. En vez de eso prefiero el poema para cuando llegue a tus manos y puedas leerlo en la espesa tranquilidad de tu balcón, donde sé que me miras y te ries continúamente de mis desdichas, como la vez que caí rodando por las escaleras. fuí un tonto al partirme la clávicula, cuatro costillas, el dedo meñique del pie, o como tu le llamábas. Alfonisto.

Te amo, dulcecisto de leche. Mi pequeña niña intergaláctiva, viajera soñadora.
04 septiembre 2012 0 Comentarios

Mientras espero el tren.



Mientras espero el tren veo pájaros que con voz de lluvia abren caminos entre la bruma, se hacen relámpago y echan raíces en los ojos. Cual espectáculo de luz engendra el cielo en la tierra y da por nombre tempestad, que afuera en la gran ciudad ni una sombra se mueve. He quedado nuevamente sólo con un rumor de ausencia entre las manos, a lo lejos el infinito parece perderse entre los rieles, lor árboles abren sus paraguas a la misma vez que se sacuden los horizontes. Mientras espero el tren....





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